La fuerza del proyecto reside en la respuesta diferenciada y precisa que propone frente a las condiciones urbanísticas y paisajísticas limítrofes.
Los cinco volúmenes, bien dimensionados, se alinean a lo largo de dos ejes convergentes. Esta disposición, sustentada por acertadas diferencias de nivel y delimitación de zonas ajardinadas, consigue crear unos espacios exteriores de gran riqueza con identidad propia. Estos espacios se convierten así en elementos de conexión del entorno urbano y la reserva natural protegida colindante.

El proyecto se presenta como una mezcla equilibrada de volúmenes compactos con interiores sostenibles.
La división en 5 cuerpos permite la implantación del tipo 4 viviendas por escalera, donde todas las viviendas disfrutan de ventilación e iluminación por dos fachadas. Así mismo, el núcleo de escaleras tiene también iluminación natural. Las terrazas situadas en las esquinas, sobresalen respecto del plano de fachada, ofrecen un espacio exterior protegido y vistas a tres orientaciones. Los voladizos corridos que recorren todas las plantas garantizan la protección de las fachadas frente a las condiciones climáticas. Los volúmenes de 5 plantas ofrecen a partir de la tercera planta atractivas vistas al lago y al valle del Rin.

Arte en la construcción
En los terrenos donde se ubica el actual complejo residencial, se encontraba originalmente un centro de jardinería. Sobre este tema tratan los motivos florales que la artista Brigitte Menschhorn ha creado recordando los típicos jardines de flores. La ampliación de los cuadros al óleo en un formato de 2 × 2 metros permite transmitir la alegría que proporciona la naturaleza y llevar el color y la forma a la disciplina de la vivienda social.